A principios de los 80 Lula Máiz inicia una vida nómada que la llevaría a viajar durante cuatro décadas por África, Asia y el Pacifico. Durante sus viajes comenzó a recolectar piezas originales de joyería étnica y tribal, cuentas de vidrio usadas por los comerciantes europeos como moneda de trueque en África, amuletos de plata y oro de Asia, ámbar, turquesas y corales antiguos de Tíbet, entre piezas de antiguos collares de Oriente Próximo y gemas diversas... todas ellas pedacitos de historia de la humanidad y de sus mujeres que Lula Máiz mezcla con elegancia, exquisitez y originalidad transformándolas en piezas únicas de gran belleza y exótico eclecticismo.
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